29 agosto 2006

Lenguaje



Una noche oscura, un relámpago de realidad se encendió en el interior del lenguaje y ese recuerdo quiso por siempre permanecer vigente dentro de sus entrañas. Pero los recuerdos se desgastan, y el olvido termina por reconstruirlos en un último y desesperado intento, queriendo sentirse junto a esa imagen casi mística que alguna vez contempló. Así conserva, el lenguaje, cierta nostalgia intrínseca y casi imperceptible. Y decimos “casi” porque la literatura, luego de haberse obsesionado con hacer de esa nostalgia la forma de su vida, una mano, la del autor, encendió con un relámpago desafiante, una grieta extática por donde penetrar y contemplar su hermoso reflejo en el fondo, Narciso en un delirio, como San Juan diciendo: «Entréme donde no supe/ y quedéme no sabiendo, / toda ciencia trascendiendo.»[1]



[1] San Juan de la Cruz, Obras escogidas. Madrid: Espasa- Calpe, 1969: 33.

26 agosto 2006

Inocente y prohibida

Al final de la cuadra no hay paredes, ni casas, sólo estrellas, autos con luces altas y cuatro sombras adelante en contraluz. Tras ellos, creo ver que esos autos se me estrellan, luces explotan, pero nadie las escucha, sólo yo enceguecido, esas sombras en contraluz me esperaban al fondo con autos detrás que más bien ahora se apagaban. Arriba estrellas, oscuridad, algo pasa, un chirrido de metal pesado entre las sombras me espera, son armas, alucino, luego se escuchan las detonaciones que suceden de frente a mí, ahogado, soy, globos oculares, estrellas, ráfagas de cielo, me destrozan, asteroides, discovery channel. En mis ojos se posan tu primo y tu hermano; siento vomitar, hay impactos en mi cuerpo. Desangrado, te recuerdo y me intercambio por tu cuerpo, porque es tu culpa, me voy convirtiendo en ti para matarte y matarme de una vez, los disparos destruyeron tus senos: te amé pero te desgracié, ahora lloro, te encontraron enterrada y reconocieron mi carnicería sobre tu vientre… ya no eres culpable, vuelvo a ser yo y grito… siempre lo fui, lloro acribillado y culpable, me desangro… escupo: "yo soy el culpable" y caen estrellas.

25 agosto 2006

Faro intermitente

Alguien riendo, sobre una pequeña canoa, en medio del mar abierto, perdió la luz intermitente de un faro. Luego quedó totalmente serio en la oscuridad. Las olas le hacían reverencia en la madera y en los oídos. Extrañó los grillos.