Alguien riendo, sobre una pequeña canoa, en medio del mar abierto, perdió la luz intermitente de un faro. Luego quedó totalmente serio en la oscuridad. Las olas le hacían reverencia en la madera y en los oídos. Extrañó los grillos.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Ese alguien aún debe estar a la deriva, sólo hay que encontrarlo... sin palabras
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Ese alguien aún debe estar a la deriva, sólo hay que encontrarlo... sin palabras
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